jueves, 21 de junio de 2012

La loca de la bici


Decidí escribir estas líneas improvisadas a partir de un sentimiento que me desborda en los últimos meses. Muy a menudo me encuentro con gente que cree que estoy loca cuando les digo que me muevo en bicicleta por la ciudad. Me sucede que llego en bici al supermercado, voy a comprar ropa o zapatos a un local del centro, salgo de noche a bailar o a cenar a un restaurante, hago trámites en el banco o voy al médico, todo arriba de la bicicleta, y escucho comentarios como: “qué atrevida sos”, “qué locura andar en bici en esta ciudad”, “¿no tenés miedo?”, “qué fanática”. Aunque también hay otro grupo minoritario que alienta y sonríe cuando me ve pedalear, porque en la ciudad, algunos ya nos conocemos por transitar caminos y rutas similares todos los días.
También ocurre que muchos piensan que ando en bicicleta porque no tengo dinero para comprar una moto o un auto. Mis propios padres y hermanos también suelen aconsejarme: “¿por qué no te compras un auto con tus ahorros?”. Me tratan como una rebelde, porque como gran parte de la sociedad, piensan que adquirir un automóvil es sinónimo de progreso económico y social. Incluso, algunas amigas, al principio, no entendían por qué me transportaba en bicicleta, lo tomaban en broma o se reían al verme llegar a una cena o una fiesta. Pero creo que con el tiempo (y mucha paciencia), están entiendo que la bici es MI medio de transporte, aunque todavía no logro convencerlas que también la utilicen.
Volviendo a la idea anterior. Este escrito también surgió a partir de una frase que leí en un afiche: “el sistema económico no promueve la bici porque las bicis pueden cambiar el sistema económico”. Coincido totalmente con ese concepto y muchas veces me siento “víctima” de ese sistema que reivindica un mandato social que se transmite de generación en generación. Ese mandato asegura que para ser una mujer o un varón de bien o pertenecer a un elevado estatus social (“gente como uno”) se deben cumplir los siguientes pasos: nacer, ir a la escuela, luego a la universidad, conseguir un buen trabajo, ganar dinero, comprar un auto o una moto, casarse, tener hijos, cambiar de modelo de automóvil cuantas veces tu bolsillo lo permita y morir. Teniendo en cuenta este mandato, ya me quedé a mitad de camino por pensar y sentir distinto.
Optar por la bici como medio de transporte ya se convirtió en mi estilo de vida, va más allá de defender su uso. Me encantaría que en un tiempo no muy lejano, elegir a la bicicleta como medio de transporte deje de ser algo raro en mi ciudad, que los/as ciudadanos/as comiencen a considerarla  como un vehículo más en el tránsito cotidiano, que las políticas públicas se orienten a estimular su uso, que mi ciudad sea para las personas y no para los autos, que rompamos con los prejuicios y los estereotipos que nos impiden vivir una vida libre, respetuosa y feliz. Por lo pronto, sigo pedaleando, soñando.
fotos: laucha alterach/ anavi




viernes, 15 de junio de 2012

Homenaje ciclero por el día del escritor



"Yo creo que nadie ha definido hasta hoy un cuento de manera satisfactoria, cada escritor tiene su propia idea del cuento. En mi caso, el cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final. Aunque parezca broma, un cuento es como andar en bicicleta..."
Así describió el genio literato Julio Florencio Cortázar la experiencia de escribir. Nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, pero transcurrió la mayor parte de su vida en Argentina. Se trata de uno de los escritores más admirado de la historia de la literatura, y personalmente, siempre recomiendo sus cuentos por considerarlo el mejor narrador de todos los tiempos. Murió en 1984 pero su paso por el mundo seguirá suscitando la exaltación de quienes conocimos su vida y su obra.
Días atrás, más exactamente el 13 de junio, se celebró en Argentina el Día del Escritor que fue instituido por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), por ser la fecha de nacimiento del reconocido escritor argentino Leopoldo Lugones. Desde Diarios de Bicicleta, recordamos a aquellos grandes literatos que también amaban a la bicicleta, un medio de transporte que incluso funcionó como una herramienta de inspiración para la escritura.

Para  el cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo Horacio Quiroga no era el ciclismo sólo un espectáculo. Él era, ante todo, un corredor. Nació en Salto, Uruguay pero vivió, pensó, amó y escribió sus obras más leídas en Misiones. Sus biógrafos han evocado ya sus hazañas primeras y su contagiosa devoción que le permitió fundar el Club Ciclista Salteño. Una de sus más comentadas pruebas fue la de unir en compañía de otro entusiasta, Carlos Berruti, las ciudades de Salto y Paysandú, en un viaje en bicicleta realizado a fines de 1897. La prensa publicó parte de la crónica del viaje, donde Quiroga decía: “Porque el gran atractivo de la bicicleta consiste en transportarse, llevarse uno mismo, devorar distancias, asombrar al cronógrafo, y exclamar al fin de la carrera: ¡mis fuerzas me han traído!”
Otro gran escritor argentino que vivió parte de su vida arriba de una bicicleta, fue Jorge Luis Borges. En una entrevista que le realizaron a Norah, la hermana de Georgie (así le apodaba a Borges), ella describió la infancia del escritor: “Fue en Palermo, en la calle Serrano y fue en Adrogué y fue en un hotel que se llamaba Las Delicias… Casonas viejas, zaguanes, aljibes… Después viajamos a Ginebra y allí ingresé a la escuela de Bellas Artes. Me agregaron edad para ingresar… Georgie estaba en otra facultad, muchas veces iba en bicicleta a Francia, allí le enseñaban lo que a él le gustaba; tenía que atravesar un puente o la frontera… Iba en bicicleta ¡y él apenas veía! Ya tenía problemas Georgie, pero para no entristecer a mi madre él no se lo decía… Entonces madre lo dejaba ir en bicicleta…”.
También a nivel mundial
“Siempre que veo a un adulto encima de una bicicleta recupero la esperanza en el futuro de la raza humana”, dijo Herbert George Wells, escritor, novelista, historiador y filósofo británico, más conocido por su obra La Guerra de los Mundos. Famoso también por sus novelas de ciencia ficción y considerado junto a Julio Verne como uno de los precursores de este género.
 “Cuando el día se vuelva oscuro, cuando el trabajo parezca monótono, cuando resulte difícil conservar la esperanza, simplemente sube a una bicicleta y date un paseo por la carretera, sin pensar en nada más”, expresó Arthur Conan Doyle, escritor escocés, célebre por crear al famoso detective, Sherlock Holmes.
Por último, les dejo otra frase de un novelista y cuentista estadounidense, su obra fue de gran inspiración para infinidad de literatos y periodistas del mundo entero… Ernest Hemingway decía: “Yendo en bicicleta es como mejor se conocen los contornos de un país, pues uno suda ascendiendo a los montes y se desliza en las bajadas”.

De mi amigo Aguaraí
Y si de grandes escritores hablamos, no quisiera dejar de homenajear al maestro Javier Arguindegui, más conocido como Aguaraí. Hace varios años que escribe una columna diaria en la página 2 del diario El Territorio, de Posadas Misiones. La bicicleta fue la protagonista de algunos de sus relatos, como por ejemplo esta historia que se publicó en noviembre del año pasado: http://www.territoriodigital.com/edimpresa.aspx?s=7&f=23/11/2011
Amigo, toda mi admiración para vos. Gracias por compartir y contagiar tanto entusiasmo!