lunes, 7 de noviembre de 2011

En bici por Sudamérica

¿Cuántos kilómetros podrías recorrer en bicicleta? ¿Hasta dónde serías capaz de llegar? ¿Arriesgarías tu cómoda y rutinaria vida para viajar por Sudamérica? Carlos Carvajal se atrevió y ya pedaleó más de 30 mil kilómetros atravesando decenas de países. Montado en su velocípedo, conoció otras culturas y se conectó con la naturaleza, con su ser interior, con el silencio, con los amaneceres. Aseguró que para hacerlo solo se necesitan una bicicleta y motivación: “Uno tiene que trabajar por sus sueños y eso no tiene costo”.
Carlos y su viaje en bici 1 by anavi03


1 continente, 10 países, 34 mil km, 2 años, 1 bicicleta., 1 hombre, así resume su proyecto en la página web www.pedaleandoalma.org. Salió de Colombia el 20 de marzo del año pasado. Pasó por Machu Picchu, Cuzco, Salar de Uyuni, Desierto de Atacama, Pampa Leoncito, Glaciar Perito Moreno, Buenos Aires, y llegó hasta la capital de Misiones donde Diarios de Bicicleta tuvo el placer de dialogar con este intrépido ciclista.
Carlos es de Medellín Antioquia y tiene 41 años. Se recibió de ingeniero mecánico, y también ha sido empresario. “Un día llegó la bicicleta a mi vida y sumado con otras cosas que yo soy, que yo pienso, leo y creo, fue como la aguja que tejió todos esos hilos de mi vida”. 
Su conexión con la bicicleta nació a partir de un viaje por Colombia, junto con un grupo de amigos. “Eso me puso en reflexión:  cómo era posible que en un mes hubiera aprendido más de las culturas de mi país, de los accidentes geográficos de los ríos, de los nevados, del desierto, de las selvas de los mares, de las personas, de sus formas,  y sus maneras en 30 días de viaje que en toda una vida de estudios, era un conocimiento vivo, alegre, respetuoso y eso sumado a otras cosas me invito a sumarme a este proyecto que se llama Pedaleando Alma”.
Viajar en bicicleta no solo forma parte de una hazaña, sino que también es un aprendizaje constante. “Ha transformado mi manera de ver el mundo, mi manera de sentir y percibirme, rompí barreras mentales y físicas, he aprendido sobre la voluntad y la perseverancia, sobre las culturas, sobre mí mismo, sobre el silencio, sobre la ecología…”



Descubrir la bici
“He descubierto que no quiero tener sino ser”, asegura Carlos pero esta revelación no se encendió en su vida de un día para otro, sino que fue un proceso. Hace dos años atrás, en su desempeño profesional, Carlos solo pensaba en tener y sus logros eran económicos y profesionales. “Me di cuenta que yo no quería solo eso en la vida, de lo efímero que somos en el tiempo. Vivimos en promedio 70 años, no somos nada, y nos vamos de aquí sin conocer nada. Estamos desconectados de la vida porque nos especializamos en algo nada más y nos creemos con muchos conocimientos y es mentira, cada vez sabemos menos”, dice el colombiano.
Hoy, su objetivo fue cumplido pero en esa proeza resistió a múltiples rigores físicos y técnico. Se enfermó varias veces, la primera en Ecuador donde se intoxicó con unas fresas y permaneció solo cuatro o cinco días con vómitos y diarreas. En Ushuaia todos llegaban al fin de su viaje, y ese punto era la mitad del suyo. Allí sufrió una tendinitis. También, soportó el fuerte viento en la Patagonia, y el paso de los camiones que succionan. Dormir en la selva, en un desierto, en una casa abandonada. Todo fue parte del aprendizaje.
Alejarse de su vida rutinaria y cómoda en Colombia y de sus seres queridos fue un desafío para Carlos. “Uno de los problemas que yo veo que uno tiene en la vida es el apego, el apego a las cosas, a las personas y a ciertas situaciones, entonces eso te aferra a los lugares, eso te da ciertas seguridades y te permite vivir con cierta tranquilidad. Pero no hay nada controlable, uno no controla nada de nada, parece que fuera así pero salimos de aquí ahorita y no sabemos si la vida se nos acabó”.

Latinoamérica
Maravillosa y encantadora así describe Carlos a las personas que encontró en su recorrido sudamericano, pero también advierte sobre aquellos tristes e injustos escenarios. “He visto todo tipo de situaciones, he visto niños trabajando, pobreza absoluta, la desigualdad marcada que existe en nuestros países en que un puñado de personas controla el resto del país y sus decisiones hacen que otros vivan de una manera increíble en países tan ricos como los nuestros. He visto de todo, pero yo pienso que me ha ido bien de alguna manera por mi actitud. Muchos valoran el esfuerzo. Tengo la fortuna de decir que he conocido gente maravillosa con la que he aprendido cantidad de cosas increíbles, no solo de aquí, de todos los países y de mí mismo”.
De vuelta a su hogar, Carlos recorrió más de diez países de Latinoamérica: “¿Qué los une y que los diferencia?”, pregunta Diarios de Bicicleta.
“Son más las cosas que nos unen: nuestra historia colonial, nuestro idioma en general. Nos une la necesidad de unión. Necesitamos darnos cuenta que debemos ser masa para poder tener fuerza en un contexto mundial, sabiendo de que en nuestros países están los recursos de los que se nutren los países industrializados o los que tienen una ventaja militar o los que tienen una geopolítica más cara que la de nosotros. Nos separan las fronteras, nos separa la geopolítica internacional. Nos une la belleza de las personas, la belleza del continente. Somos pueblos muy bellos, de gente muy bella, sensibles, con fe y esperanza, con algún grado de espiritualidad, nos une a nosotros y nos separa de muchos países como Europa que han perdido esa fe espiritual y son pura razón”. 
Un cambio cultural
No congestiona, económica, limpia, saludable, amigable, segura, eficaz, fácil de mantener, mística, respetuosa, flexible, económica, silenciosa, divertida, maravillosa. Fomenta la cohesión social, el encuentro y la alegría. Son algunas de las cualidades de movilizarse en bicicleta. Carlos también se define como un activista del velocípedo y conoce en profundidad sobre las últimas acciones que se llevan adelante en algunos lugares del mundo a fin de generar un cambio social. A nivel mundial y en las grandes ciudades latinoamericanas, hay personas que están pensando en asociar a la movilidad en masa a la bicicleta, en Buenos Aires, en Quito, en Santiago de Chile, en Bogotá. Además son referencias los países europeos, sobre todo los del lado nórdico, como Dinamarca, Holanda, Ámsterdam, Róterdam.
 “Estaremos preparados en la medida que haya un compromiso de hacer un cambio ciudadano de parte de quienes direccionan nuestras ciudades, hay que hacer unos ajustes el tema de las ciclovías, y las bicisendas. No estamos preparados pero vamos en camino. Es todo un proceso, se requiere que nosotros lo ciudadanos, los gobiernos, empiecen a ver a la bicicleta como una solución al problema de salud, una solución al problema de la congestión y la contaminación, como una solución al problema de la condición humana y las relaciones”.
Por eso, Carlos hizo un llamado a los/as usuarios/as del automóvil. “Tiene que bajarse de ahí y subirse a una bicicleta, tiene que hacerlo uno o dos veces, tiene que sentir esa alegría de vivir, eso te recuerda a la infancia. Lo ven a uno alegre, con salud, y eso va contagiando. Hay mil que compran un auto, y cinco que compran una bicicleta, pero va sumando”.
Carlos y su viaje en bici 3 by anavi03

 

3 comentarios:

  1. Hace poc vi esta nota y me acorde del blog :)

    http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/1030/noticias.php?id=30240

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  2. qué historia! qué coraje! DIEZ años pedaleando por el mundoooo!! gracias por compartir la nota lolita! :)

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